
Ya pasaba de los treinta, y en su futuro próximo la maternidad no se vislumbraba. En aquella tierra de promisión, las mujeres disfrutaban de la vida aun sin haber tenido hijos.
Sin embargo, la presión de la perpetuidad, desde más allá del Mediterráneo, le recordaba que aquello no podía ser así. ¡Ay madre! ¿Cómo hacer honor a la familia, sin perder la libertad?
Pilar Canosa
4 respuestas a “Disonancia”
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Gracias por compartir tus sentimientos Sabra. Yo no soy madre, pero estoy segura de que la experiencia es muy potente. Disfruta de tu maternidad! Un abrazo fuerte.
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